La voz a ti debida. Pedro Salinas

Si. ¡Todo con exceso!

¡La luz, la vida, el mar!

Plural, todo plural,

luces, vidas y mares.

A subir, a ascender

de docenas a cientos,

de cientos a millar,

en jubilosa repetición sin fin,

de tu amor, unidad.

Tablas, plumas y máquinas

todo a multiplicar,

caricia por caricia

abrazo por volcán.

Hay que cansar a los números.

Que cuenten sin parar,

que se embriaguen contando,

y que no sepan ya

cuál de ellos será el último;

¡Qué vivir sin final!

Que un gran tropel de ceros

asalte nuestras dichas

esbeltas, al pasar,

y que las lleve a su cima .

Que se rompan las cifras,

sin poder calcular

ni el tiempo, ni los besos.

Y al otro lado ya

de cómputos, de sinos,

entregarnos a ciegas

-¡exceso,qué penúltimo!-,

a un gran fondo azaroso

que irresistiblemente

está

cantándonos a gritos

fúlgidos de futuro:

"Eso no es nada aún.

Buscaos bien, hay más."

Cuántas veces lo dijimos? Cuántas veces lo sentimos? Cuántas veces lo vivimos?
Me quedo patológicamente crónica buscando y encontrando aún más.